sábado, 18 de julio de 2009

María

Por Milagro Aragón
Cuando pensé en mi bisabuela, lo primero que se me vino a la mente, fue la foto de María colgada en la pared de la casa de mi abuela, así como el álbum de madera labrada, en donde mi mamá guardaba las fotos antiguas, acompañando el álbum, llegaron uno a uno, los recuerdos de las historias sobre nuestra familia.

La historia de María, sin embargo, muy especial. Una niña de familia acomodada, de mediados del siglo XVIII, que junto a sus padres y dos hermanos, llegaron a El Salvador, procedentes de España. (De todo esto la única evidencia con que cuento, son algunas fotografías. Las anécdotas de mi mamá pueden o no ser ciertas; sin embargo, esa es parte de nuestra historia y de la historia de mi abuelo, por lo menos lo que conocemos).

Siempre su rostro en aquella fotografía del comedor de mi abuela, me pareció triste y lejano, a veces me parecía una mujer molesta… Pero realmente, era una mujer con quien la vida parecía estar molesta. Gracias a ella, sus nietos existimos y gracias a ella, nuestros padres crecieron seguros y llenos de amor.

Fue una mujer luchadora, hasta el final de sus días, que no recuerdo como fueron… Sí recuerdo que para mantener a la segunda familia de su hijo, fue nana en un cuartel, en donde para la Navidad, podía llevar a sus nietos a recibir juguetes, gracias a los contactos, que mantenía, porque pese a haber perdido su posición social y económica, los amigos no la abandonaron.

También se dedicó en alguna época a fabricar “Chaparro” (aguardiente Salvadoreño hecho a base de piña), el cual fabricaba en la clandestinidad, si mal no recuerdo, apoyada por su nuera. Más de una vez, gracias a los “contactos” se salvo de ser apresada por la producción y venta de la bebida, que por cierto, los mismos gendarmes que la perseguían, eran sus mejores clientes.

Mi abuelo era un artista, poeta, dramaturgo, escritor. En El Salvador, no se vivía, ni se vive, de ser artista, así es que mi abuelo se ganaba la vida corrigiendo los rótulos de negocios en San Salvador, (habilidad heredada por muchos de nosotros, de andar corrigiendo…), dedicado a la vida bohemia y no a la vida de familia, para el cuidado de la cual, siempre estaba la viejecita, porque lo era.

De los cuentos y las prácticas aristocráticas de la bisabuela, sus nietos, crecidos en la extrema pobreza, pero relacionándose con la familia aún en buena posición económica, crecieron pensando que eran un tipo de aristócratas “diferentes” y así nos educaron a nosotros, gracias a Dios, superamos muchas partes de esa educación, medio feudal.

Pero prosigo con el relato. La bisabuela, además de hacerse cargo de la familia de su hijo Emilio, también cargo algún tiempo, con la lindísima Blanca María, hija de su otro hijo… Pero esa es otra historia… De las relaciones de mi bisabuela, la más notable era con su primo Joaquín Gutiérrez, quien tenía una hija, Maria Elena, que fue la amiga inseparable de mi mamá durante años para las vacaciones.

María, mi bisabuela, fue el pilar de la familia de Emilio, durante su vida y aún, después de su muerte, fue quien veló y llevó adelante a los 5 hijos del poeta. Fue la niña que perdió la infancia cuando apenas tenía 15 años, fue la muchacha a quien sus hermanos dejaron en la calle, la madre soltera que salió adelante con sus hijos…

Mi bisabuela repartió amor y cuidados, a pesar de haber recibido cuánto golpe se pueda recibir, de cuánta gente la rodeo… Sus nietos fueron el verdadero triunfo de su vida, fueron quienes realmente la amaron y gracias a quienes ella obtuvo algo bueno al final. Mi abuelo, tuvo el genio viviendo dentro de él, pero mi bisabuela María, fue el molde con el que muchos de nosotros fuimos formados y de no haber estado ahí su mano, fuerte para el trabajo, suave para amar y cuidar, sabia para formar, estas historias no estarían siendo contadas.

Nota: Esta historia fue escrita por Milagro, pero por cuestiones de formato tuvimos que publicarla bajo mi nombre.

3 comentarios:

Flor Aragón dijo...

Según datos de Juan Aragón (quien también heredó el oficio de corrector del abuelo):
María Aragón Gutíerrez fue hija de Eduardo Aragón y Josefa Gutíerrez, ambos nacidos en El Salvador, el primero en Santa Ana y la segunda en Jucuapa. A su vez, Eduardo Aragón Burgos fue hijo de Abelardo Aragón y una señora de apellido Burgos, ambos provenientes de Guatemala, comerciantes que se radicaron en el municipio de Coatepeque. Razón por la cual queda descartado el hecho que la niña fuese española y que sus padres viniesen de allá.

HuelveElena dijo...

"Mi abuelo era un artista, poeta, dramaturgo, escritor. En El Salvador, no se vivía, ni se vive, de ser artista, así es que mi abuelo se ganaba la vida corrigiendo los rótulos de negocios en San Salvador, (habilidad heredada por muchos de nosotros, de andar corrigiendo…)"


He llorado al leer esto, de la risa, de la coincidencia, de la desgracia.

Y queridas amigas, como notarám soy super fan de este blog -por lo que le pido a Flor que me diseñe un botón con el logo de la foto del abuelo para subirlo a mi blog-, pero creo que la abuela no puede ser del siglo XVIII porque... no había foto! Debe ser del XIX.
Espero no incomodar con el datillo.

Flor Aragón dijo...

Ush, Elena, tenés razón creo que fue error de dedo...